El presidente Alberto Fernández visita este lunes nuevamente Entre Ríos, cuando aún no se apagaron del todo los ecos de su ajetreado paso por Concepción del Uruguay la semana pasada.

A nivel nacional, la frase que más impactó fue aquella donde resaltó que la gente ahora tiene que esperar para comer en los restaurantes. Pero hacia adentro del oficialismo, hubo otro fragmento de su discurso que generó suspicacias por doquier.

Como es de rigor, el mandatario tuvo palabras elogiosas para con el gobernador. “Son méritos de él, no son míos”, dijo, tras citar algunos números favorables de la economía entrerriana, y enseguida resaltó al “gran gobernador que tienen”, mirándolo a Gustavo Bordet.

Pero lo que vino después fue cuanto menos enigmático. Especialmente cuando introdujo una cuestionó indescifrable para la mayoría de los presentes, mezclada con lugares comunes: “Algunos seguirán enojados -dijo el primer mandatario-, otros seguirán criticando, pero yo estoy convencido, cada vez más convencido, en que es el tiempo en que el barullo de la política se acabe un poco y empiece a sonar la sonrisa de la gente”.

¿A quién se refería con el adjetivo de “enojados”? Difícil que así se refiera a la oposición. Más bien pareció hablarle a alguien de la propia tropa. ¿A quién o a quiénes?

En algunos WhatsApp que fueron de un lado y para otro entre dirigentes y militantes del peronismo entrerriano, surgió una interpretación: el presidente aludió -sin nombrarlo, obvio- al Senador Nacional Edgardo Kueider.

El “Turco”, como la podan quienes tienen confianza con él, le habría mandado a decir a través de distintos dirigentes allegado a Alberto Fernández que no iba a ir al acto porque el presidente lo defraudó con promesas incumplidas en la estratégica cuestión de la tarifa eléctrica.

Es más, hay quienes dicen haber escuchado del propio Kueider una conclusión tajante: “Discrimina a Entre Ríos y, encima, me mintió”.

En efecto, en los últimos meses el Senador oriundo de Concordia no ha ahorrado críticas hacia la gestión de la Casa Rosada, en especial haciendo blanco en la política energética. Por caso, en enero salió con los tapones de punta ni bien se enteró que el Estado nacional le había perdonado deudas a las gigantes Edenor y Edesur. “Se trata de un acto de pura discrecionalidad política que beneficia a las empresas deudoras en detrimento de las que cumplen con los pagos rigurosamente, como Enersa y las cooperativas de Concordia y Gualeguaychú, que están al día y han pagado el 100 por ciento a Cammesa”, dijo.

Ese no fue el primer cortocircuito. En noviembre amagó con restarle apoyo al proyecto de presupuesto porque Entre Ríos había sido excluida de la tarifa diferencial que Alberto Fernández concedió a las provincias del “Norte Grande” y San Juan.

El enojo del Senador Nacional se centraba en una resolución de la Secretaría de Energía de la Nación que dejó a Entre Ríos y a otros estados provinciales fuera de las zonas frías con gas subsidiado y fuera de las zonas cálidas con tarifa eléctrica preferencial, por lo que las poblaciones de estas provincias “estarían pagando el gas del sur y la electricidad del norte. Es totalmente injusto y discriminatorio”, razonó el legislador.

Después de tantos gestos críticos, resulta lógico suponer que Alberto Fernández le hablaba a Edgardo Kueider, cuando aludía a los “enojados”.

Obvio, el mandatario prefirió no tener en cuenta que es políticamente imposible que Kueider haga o diga algo sin haberlo consensuado con Gustavo Bordet, a quien responde.

Fuente: El Entre Ríos

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